El dirigente social argentino Juan Grabois protagonizó un episodio en el hospital Gemelli de Roma, donde el papa Francisco se encuentra internado por complicaciones respiratorias. Según la agencia Ansa, Grabois intentó acercarse a la suite del décimo piso, donde permanece el Pontífice, pero fue interceptado por la seguridad y rechazado. Sin embargo, el propio Grabois desmintió la versión y calificó la información como “una estupidez y una mentira”.
El Papa, quien enfrenta una neumonía bilateral que agrava su estado de salud, se encuentra alojado en la exclusiva suite papal del hospital, conocida como el "departamento blanco", un sector de acceso restringido. Allí solo pueden ingresar sus colaboradores más cercanos, como médicos, secretarios y gendarmes vaticanos.
De acuerdo con el informe de Ansa, Grabois habría intentado ingresar a esa zona con la intención de saludar al Sumo Pontífice, pero el estricto protocolo de seguridad lo impidió. La noticia generó revuelo en los medios italianos y argentinos, dando lugar a distintas versiones sobre lo sucedido.
Consultado por La Nación, el dirigente social desmintió las afirmaciones y aseguró que no intentó ingresar al décimo piso. Explicó que su única intención era hacerle llegar una carta al Papa y que, para ello, ingresó al hospital como cualquier persona.
Según su relato, llegó hasta el sector F de la planta baja, donde fue reconocido por algunos gendarmes. Allí dejó una carta manuscrita destinada al Pontífice, siguiendo indicaciones del arzobispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo, quien le habría señalado el procedimiento adecuado. “Todo lo demás es mentira”, afirmó el dirigente, quien también adelantó que permanecerá en Roma durante algunos días para rezar por la salud de Francisco.
El estado del papa Francisco sigue siendo delicado. Según el cirujano Sergio Alfieri, quien forma parte del equipo médico que lo atiende, el Pontífice padece una neumonía bilateral que compromete su capacidad respiratoria.
Por este motivo, las visitas están restringidas a un círculo muy reducido de personas. De hecho, la primera ministra italiana Giorgia Meloni fue una de las pocas figuras políticas que pudo visitarlo la semana pasada. Alfieri advirtió que Francisco no está fuera de peligro, por lo que su entorno más cercano se mantiene en alerta ante cualquier complicación.
La presencia de Grabois en Roma no es casual. A fines de septiembre, el dirigente había estado en el Vaticano para conmemorar los diez años del primer encuentro de los Movimientos Populares, un evento en el que el Papa reiteró su respaldo a las luchas por “tierra, techo y trabajo”. En esa ocasión, Francisco también manifestó su rechazo a la represión en protestas sociales en Argentina.
El vínculo entre el Papa y Grabois es conocido. El dirigente social integra el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano e Integral, un organismo vaticano dedicado a cuestiones sociales. Sin embargo, su cercanía con el Pontífice no le permitió sortear las estrictas normas de seguridad del hospital.
El episodio generó controversia en los medios, donde se enfrentan dos versiones opuestas: la de Ansa, que afirma que Grabois intentó llegar hasta la suite del Papa sin éxito, y la del propio dirigente, quien insiste en que solo dejó una carta en la planta baja y que nunca intentó acceder al décimo piso.