El Impuesto PAIS (Para una Argentina Inclusiva y Solidaria), implementado en diciembre de 2019, dejará de aplicarse a partir del 24 de diciembre de 2024. Según lo confirmó el gobierno de Javier Milei, no se solicitará al Congreso una prórroga para extender su vigencia. Este gravamen, concebido inicialmente como una herramienta para estabilizar la economía, se creó por un período de cinco años mediante la Ley 27.541, y su eliminación marcará un cambio significativo en la política fiscal argentina.
El impuesto PAIS se aplicó a operaciones en moneda extranjera, con una alícuota del 30% sobre:
A lo largo de su vigencia, el impuesto experimentó diversas modificaciones:
El impuesto PAIS se consolidó como una fuente importante de ingresos para el Estado. Según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), en enero de 2024, la recaudación alcanzó un récord de $469.199 millones, representando un 6,1% del total de los ingresos tributarios. Durante los primeros siete meses del año, este gravamen aportó $4.291.758 millones, subrayando su relevancia en el esquema fiscal.
Los fondos generados por este impuesto se destinaron principalmente a:
La decisión del gobierno de Milei de no prorrogar el impuesto PAIS responde a su estrategia de simplificación tributaria y reducción de la presión fiscal. Este cambio llega en un contexto en el que las proyecciones económicas apuntan a una mayor estabilidad, con un riesgo país en descenso y expectativas de crecimiento del 5% para 2025.
No obstante, la eliminación de este impuesto genera interrogantes sobre cómo se compensarán los ingresos fiscales que financiaban programas clave. Según analistas, esto podría implicar un ajuste en otras áreas o una mayor dependencia de recursos alternativos, como ingresos por exportaciones o acuerdos internacionales.
El fin del impuesto PAIS tendrá repercusiones tanto para los consumidores como para el mercado. Sin este gravamen, las operaciones en moneda extranjera, como la compra de divisas o los pagos con tarjeta en el exterior, serán más accesibles, lo que podría incentivar el turismo y el consumo de bienes y servicios internacionales.
Sin embargo, también plantea desafíos en términos de reservas internacionales, dado que el impuesto fue diseñado originalmente para desalentar la demanda de dólares y proteger las finanzas del Banco Central.
La decisión de no renovar el impuesto PAIS se alinea con la política económica de Javier Milei, orientada hacia la liberalización de los mercados y la simplificación del sistema impositivo. Mientras tanto, el Congreso tendría la última palabra si se decidiera buscar una extensión del gravamen en los días previos a su vencimiento, aunque el Gobierno ya dejó en claro que no impulsará ese camino.
El 24 de diciembre marcará el fin de un tributo que, a pesar de sus críticas, fue clave en la estructura fiscal de los últimos cinco años. Ahora, el foco estará en evaluar si su eliminación logra fortalecer la confianza en la economía o si plantea nuevos retos para la administración de las finanzas públicas.