La explotación de Vaca Muerta se consolida como un pilar clave de la economía argentina. En 2024, la producción de petróleo y gas no convencional permitió no solo reducir importaciones y aumentar exportaciones, sino también aliviar el gasto público gracias a una menor necesidad de subsidios. El resultado fue un superávit energético de USD 5.700 millones, el más alto en casi dos décadas.
De acuerdo con el informe de la Fundación YPF, en 2024 la Cuenca Neuquina produjo el 69% del petróleo y el 72% del gas extraído en Argentina, consolidándose como la principal fuente de hidrocarburos del país. Además, el 80% de las exportaciones de crudo provinieron de esta región, lo que refuerza su rol en el equilibrio de la balanza comercial.
Las cifras de producción alcanzaron niveles récord en la última década:
Estos números son el resultado de un proceso en el que la producción convencional sigue en declive, mientras que el desarrollo no convencional, impulsado por la fractura hidráulica, creció a un ritmo del 27% anual en petróleo y 14% en gas.
El informe de la consultora Economía y Energía, dirigida por Nicolás Arceo, detalla que el superávit energético de USD 5.668 millones en 2024 fue el más alto de los últimos 18 años. Esto se debió tanto al aumento de las exportaciones como a la reducción de las importaciones de combustibles y lubricantes, que cayeron en USD 3.915 millones.
Las exportaciones de crudo crecieron un 39% el año pasado, con un promedio de 187.000 barriles diarios, aunque en diciembre esa cifra trepó a 283.000 barriles por día. La expansión del programa Duplicar de Oldelval, que optimiza el transporte de petróleo, permitirá que esta tendencia continúe en los próximos meses.
El crecimiento de Vaca Muerta también tuvo un impacto positivo en las cuentas públicas. La mayor producción de gas permitió reducir la importación de Gas Natural Licuado (GNL) y las compras a Bolivia, lo que derivó en un recorte del 35% en los subsidios energéticos, que pasaron de USD 9.683 millones en 2023 a USD 6.252 millones en 2024.
Más de la mitad de este ahorro se debió a la reducción de transferencias a Cammesa, la empresa que administra el mercado eléctrico, que recibió USD 1.958 millones menos.
El impacto también se reflejó en las provincias productoras, que en 2024 recibieron USD 2.709 millones en regalías. Neuquén fue la más beneficiada, con USD 1.567 millones, seguida por Chubut, Santa Cruz y Mendoza. A estos ingresos se suman la recaudación por ingresos brutos y fideicomisos municipales.
El peso creciente de Vaca Muerta en la economía argentina genera interrogantes sobre su sostenibilidad a largo plazo. Si bien la producción sigue en ascenso, el país aún está lejos de los picos de exportación de los años '90, cuando se alcanzaron 335.000 barriles diarios en 1997.
Además, la estabilidad del sector dependerá de la capacidad de mantener inversiones y expandir la infraestructura, especialmente en transporte y almacenamiento de gas.
Por ahora, los números indican que Vaca Muerta es un factor determinante en la recuperación económica de Argentina, aportando dólares, reduciendo subsidios y fortaleciendo las cuentas provinciales. Sin embargo, la dependencia del sector energético podría generar vulnerabilidades si no se diversifican las fuentes de crecimiento económico.