En una audiencia tensa, gremio y cámaras pesqueras confrontaron por los sueldos y condiciones laborales del personal embarcado tras el fin de la veda langostinera.
BUENOS AIRES: La audiencia convocada este lunes 14 de julio por el Ministerio de Capital Humano expuso con crudeza la falta de acuerdo entre el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) y las principales cámaras empresarias del sector pesquero argentino, en torno al esquema salarial de la marinería tras el levantamiento de la veda.
La reunión, presidida por el secretario de Conciliación, Dr. Pablo Leandro Crebay, reunió a representantes de SOMU, la Cámara Argentina Patagónica de Industrias Pesqueras (CAPIP), la Cámara de Armadores de Pesqueros y Congeladores (CAPECA) y el Consejo de Empresas Pesqueras Argentinas (CEPA). Las posiciones quedaron completamente enfrentadas tras semanas de negociaciones sin resultado concreto.
Empresas piden libertad de acción y acuerdos individuales
Durante la exposición, las cámaras empresarias insistieron en que la negativa del SOMU a aceptar una adecuación salarial "impide la sustentabilidad operativa" de la flota tangonera. Con el objetivo de destrabar el conflicto, solicitaron que se reconozca "libertad de acción" para celebrar acuerdos individuales con los tripulantes, sin intervención sindical.
“Las cámaras entienden que de no mediar otras propuestas concretas de la parte sindical, se deje expresamente en libertad de acción a las empresas representadas por las mismas, para que puedan perfeccionar acuerdos individuales con los tripulantes”, reza el acta rubricada por las partes.
Desde el sector empresario señalaron que las condiciones actuales hacen inviable la actividad y propusieron una reducción del 22% en los valores de referencia para la producción, absorción de costos fijos y un esquema diferenciado por categorías, con calificación de zafrero.
SOMU denunció intento de precarización
Por su parte, el SOMU fue categórico al rechazar cualquier acuerdo que implique reducción salarial o contratos por fuera del convenio. "No existe posición intransigente, solo firme oposición a permitir que se violen las normas laborales", expresaron sus representantes durante la audiencia.
El gremio remarcó que todos los trabajadores se encuentran “a órdenes” desde el fin de la veda, cobrando salarios básicos y sin realizar medidas de fuerza. "Negociar a la baja es ilegal", afirmaron, y acusaron a los empresarios de promover un lockout patronal encubierto para forzar condiciones desfavorables.
La dirigencia gremial también advirtió que "la libertad de acción", invocada por el sector empresarial, constituye una interpretación forzada del derecho y contraria al régimen de tutela del salario, lo que podría derivar en acciones legales si se concreta.
Acusaciones cruzadas y un conflicto estancado
Las acusaciones cruzadas marcaron el tono de la audiencia. Mientras las cámaras insistieron en que "la única razón por la cual la flota tangonera no opera es la intransigencia del SOMU", el gremio respondió que "no existe apoyo documental que respalde la supuesta crisis", y que cualquier intento de aplicar convenios individuales violaría principios constitucionales como la progresividad de derechos laborales.
Los empresarios, por su parte, señalaron que otros gremios marítimos —como capitanes y conductores navales— sí acompañaron propuestas de adecuación, en contraste con la negativa cerrada del SOMU.
Desde el sector empresario también se puso sobre la mesa la posibilidad de reconocer salarios en función del precio internacional de los productos y no de los convenios vigentes. Esa alternativa fue rechazada de plano por la representación sindical.
Sin acuerdo y con riesgo de paralización
A pesar de los reiterados intentos por acercar posiciones, la audiencia finalizó sin consenso. El funcionario actuante dio por cerrada la instancia luego de dejar constancia de las exposiciones, instando a las partes a mantener un canal de diálogo en el ámbito privado y en un clima de paz social.
El conflicto amenaza con paralizar nuevamente la operatoria de la flota langostinera en plena temporada alta, afectando no solo al personal de mar, sino también a las plantas de procesamiento y la cadena laboral vinculada al sector pesquero.
Desde el gremio remarcaron que el salario de la marinería "no es moneda de cambio", mientras que el empresariado advirtió que sin modificaciones en las condiciones económicas no es viable sostener la actividad.
Por ahora, el horizonte permanece incierto y la tensión entre el SOMU y las cámaras pesqueras continúa escalando, con impacto directo sobre la marinería y el resto de los trabajadores del sector.