España: El ataque a un anciano y la reacción de grupos extremistas abren un fuerte debate político y social sobre inmigración y convivencia.
La localidad murciana de Torre Pacheco, reconocida hasta hace poco por la convivencia de casi cien nacionalidades entre sus poco más de 41 mil habitantes, se ha visto sacudida en las últimas jornadas por una ola de violencia y tensión social inédita. La brutal agresión que sufrió Domingo T.M., un vecino de 68 años, por parte de tres jóvenes presuntos magrebíes en un “reto viral”, desató una serie de episodios violentos y reavivó las divisiones en torno a la gestión de la inmigración ilegal en España.
La indignación tras el ataque llevó a movilizaciones sociales que rápidamente fueron aprovechadas por grupos extremistas a través de redes sociales. Lo que inició como una marcha para reclamar seguridad terminó derivando en llamados públicos a la “cacería” de inmigrantes africanos, con enfrentamientos nocturnos durante tres jornadas consecutivas, destrozos en comercios vinculados a la comunidad del Magreb y una fuerte intervención policial para impedir el ingreso de agitadores de otras localidades.
El alcalde, Pedro Angel Roca, advirtió: “Al colectivo magrebí, que se quede en su casa, que no salga de su casa y que no se enfrenten”, reflejando la gravedad del temor instalado. Según datos municipales, el 69% de la población es española y el 29%, extranjera, con mayoría de magrebíes provenientes de Marruecos, Sudán y Mauritania.
Las piedras, destrozos y enfrentamientos en el barrio San Antonio, con ocho detenidos, reflejan la tensión creciente y provocaron distintas respuestas políticas. Mientras la ultraderecha de Vox exige la “expulsión masiva de los sin papeles”, el oficialismo y organizaciones sociales como la Fundación por Causa piden no caer en discursos de odio y regularizar la situación de los migrantes.
“No podemos aceptar que pueda haber estas llamadas al odio. Estamos perdiendo la humanidad”, expresó la ministra de Defensa, Margarita Robles, en medio de la condena del gobierno central y la denuncia penal contra líderes regionales de Vox por incitación al odio. Mientras tanto, el Partido Popular apuntó al ministro del Interior por una crisis de seguridad desbordada y desde Podemos se calificó la situación como “terrorismo racista de extrema derecha”.
Vox, por su parte, endureció su posición y pidió abiertamente “referéndums en los barrios” para expulsar inmigrantes ilegales y restringir la apertura de centros destinados a menores extranjeros no acompañados, defendiendo que la mayoría de españoles avalaría la deportación masiva.
Frente a este clima de confrontación, el presidente autonómico Fernando López Miras llamó a la calma: “Torre Pacheco es un pueblo de gente trabajadora y honesta que ha convivido en paz durante décadas. No podemos permitir que unos pocos destruyan esa convivencia”.
Mientras la reacción social se traslada también a las plataformas digitales, las fuerzas de seguridad mantienen controles reforzados en los accesos y monitorean las redes para evitar nuevos episodios violentos. El debate sobre la inmigración y la convivencia queda así marcado por la crispación, con el desafío de restaurar la normalidad y el respeto mutuo.
F: gs (efe, europa press, el país, la vanguardia)