La especialista en finanzas personales Michela Allocca, autora del libro Break Your Budget, revela que el principal error que genera estrés económico no es la falta de ingresos, sino el mal control de los gastos. Pequeñas decisiones diarias pueden hacer una gran diferencia en la estabilidad financiera.
Uno de los consejos clave de Allocca es evitar la acumulación de compras innecesarias, especialmente aquellas que no nos convencen del todo.
“Guardar cosas que no te gustan o que no usás es básicamente como tirar dinero por el inodoro”, advierte.
Por eso, recomienda devolver todo aquello que no se va a usar, incluso si requiere tiempo o tiene un costo mínimo de reposición.
Uno de los hábitos más comunes que pueden dañar la economía personal es comprar por impulso en las rebajas.
“No compro en rebajas, y eso no significa que no aproveche descuentos. Pero si comprás algo que no necesitás solo porque está rebajado, no estás ahorrando, estás gastando”.
La clave está en diferenciar entre aprovechar una oferta en algo necesario y gastar sin planificación.
Allocca desaconseja el uso de cuentas de ahorro tradicionales vinculadas a cuentas corrientes, ya que los intereses son mínimos y poco rentables.
Para maximizar el ahorro, sugiere optar por cuentas de alto rendimiento que generen un retorno significativo sin asumir grandes riesgos.
A diferencia del consejo tradicional de evitar las tarjetas de crédito, Allocca recomienda no usar tarjetas de débito y pagar todo con tarjetas de crédito.
¿Por qué?
La clave está en usar la tarjeta solo para lo que se puede pagar al final del mes, evitando generar deudas innecesarias.
Uno de los ejercicios más efectivos para mejorar la gestión financiera es anotar cada gasto, algo que puede resultar incómodo pero que es fundamental para detectar gastos innecesarios o fugas de dinero.
Al registrar todos los ingresos y egresos, es posible identificar patrones de consumo, organizar mejor el presupuesto y planificar mejor las finanzas personales.
Para Allocca, las finanzas personales no dependen solo de cuánto se gana, sino de cómo se gasta y se administra el dinero. Ajustando hábitos diarios y evitando compras impulsivas, se puede lograr un equilibrio financiero que reduzca el estrés económico y mejore la estabilidad personal.