El economista Aldo Abram, director ejecutivo de la fundación Libertad y Progreso, sostiene que la eliminación del cepo cambiario podría darse sin grandes complicaciones y con un impacto menor al esperado. En diálogo con RÍO NEGRO, analizó la coyuntura económica argentina, el escenario global y las expectativas para 2025.
Abram destaca que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya ve con buenos ojos las políticas económicas del gobierno de Javier Milei, incluso antes de la posible asunción de Donald Trump en Estados Unidos.
“Argentina dejó de emitir para financiar al gobierno y va a hacer reformas estructurales que el FMI siempre consideró necesarias”, afirmó. Según el economista, esto genera un contexto favorable para un nuevo acuerdo con el organismo, el cual podría cerrarse en el corto plazo.
Sin embargo, el gran obstáculo sigue siendo el control cambiario. “El problema con el Fondo es que aún no se avanzó en una unificación del tipo de cambio, de lo contrario no habría inconvenientes para cerrar el acuerdo”, sostuvo Abram.
Abram reconoce que hay atraso cambiario, pero considera que la discusión sobre su magnitud es exagerada. Comparó la situación con la salida del cepo en 2016, cuando muchos pronosticaban una fuerte suba del dólar que finalmente no ocurrió.
“Si el dólar se va a disparar tras la salida del cepo, ¿por qué no estamos todos comprando dólares? En 2016 pasó lo contrario: el dólar oficial se ubicó cerca del paralelo y luego ambos bajaron”, explicó.
Para Abram, el mercado ya está anticipando la salida del cepo, por lo que su implementación no generaría el caos que algunos economistas pronostican.
El economista se mostró escéptico sobre los beneficios que podría traer el eventual regreso de Trump a la Casa Blanca.
“El presidente de Estados Unidos no tiene la capacidad de mandarnos mañana un barco de dólares”, ironizó. Sin embargo, reconoció que su influencia en organismos como el FMI podría facilitar la negociación de Argentina con el Fondo.
También advirtió que la política comercial de Trump podría jugar en contra del país, ya que el aumento de aranceles y la guerra comercial con China pueden afectar el precio de los commodities argentinos, como la soja y el maíz.
Abram explicó por qué la reducción de retenciones a las exportaciones no generó el impacto esperado en la liquidación del sector agropecuario.
“Los precios internacionales están bajos y el campo está esperando que suban antes de liquidar”, señaló. A esto se suma que los productores pueden aprovechar la tasa de interés alta en pesos, lo que les permite demorar las ventas.
El economista proyecta un crecimiento económico del 5% para este año, con la posibilidad de que en 2026 la expansión supere el 6%.
En cuanto a la inflación, prevé una desaceleración importante, con índices mensuales que rondarían el 2% en el primer trimestre del año. “Vamos hacia una inflación anual por debajo del 25%”, aseguró.
Uno de los mayores temores sobre la eliminación del cepo es su impacto en la inflación. Sin embargo, Abram minimizó esos riesgos:
“Si el tipo de cambio paralelo es el que marca el nivel de atraso, entonces ya tenemos la respuesta sobre cuál será el ajuste”, afirmó, sugiriendo que no habría un descontrol en la cotización del dólar.
Consultado sobre la gestión de Milei y su discurso en Davos, Abram destacó las reformas económicas del gobierno, aunque señaló diferencias en la forma en que el presidente comunica sus ideas.
También criticó la “discriminación positiva” en la política pública, argumentando que los cupos laborales para minorías pueden distorsionar la eficiencia del mercado de trabajo.
“El Estado no debería obligar a un privado a favorecer a una sola minoría, porque eso implica perjudicar a otras”, concluyó.