PARÍS: Avanza la investigación tras el robo de las joyas de la corona en el Louvre. Un testigo y pruebas genéticas podrían permitir identificar a los delincuentes y confirmar su origen extranjero.
El espectacular robo de las joyas históricas del Museo del Louvre mantiene en vilo a Francia y a la comunidad internacional. A tres días del hecho, las diademas, collares y piezas de diamantes, esmeraldas y zafiros siguen sin aparecer. Las pericias policiales detectaron rastros de ADN en varios objetos abandonados por los ladrones a su huida, lo que abre una nueva vía de investigación para la Brigada de Represión del Bandolerismo (BRB).
Los delincuentes irrumpieron en la Galería Apolo el domingo cerca de las 9:30 de la mañana, forzando una ventana con una amoladora y amenazando al personal de seguridad, que no estaba armado. Usaron un montacargas para acceder al primer piso, vehículo obtenido de manera violenta días antes del robo. El dueño de ese montacargas se presentó ante la policía tras reconocerlo en imágenes televisivas, y declaró que cuatro hombres se lo sustrajeron tras concertar una cita en Roissy el 10 de octubre.
En el sitio del robo, la policía halló una amoladora, un chaleco amarillo, guantes, un casco, gasolina y una manta. Todos los objetos están siendo sometidos a pruebas forenses. Fuentes oficiales confirmaron que el botín, de valor incalculable, no estaba asegurado y es prácticamente invendible en su estado original. Por ello, las autoridades temen que las joyas sean alteradas o fundidas.
Las autoridades investigan también la destrucción parcial de la tiara de la emperatriz Eugenia, una de las piezas más emblemáticas, engarzada con más de mil diamantes. Según el Ministerio de Cultura, se encuentra bajo investigación, aunque ya se confirmó que sufrió daños.
De acuerdo con la fiscal Laure Beccuau, todo apunta a una red de crimen organizado internacional. Los investigadores creen que la banda estaría integrada por extranjeros, posiblemente de origen serbio, moldavo o albanés, con antecedentes en otros robos de castillos y colecciones privadas en Francia. No se descarta que hayan actuado por encargo de un patrocinador o coleccionista.
El ministro del Interior Laurent Núñez ordenó reforzar la seguridad en todos los museos y monumentos del país, mientras la ministra de Cultura, Rachida Dati, defendió la actuación del museo y sus medidas de seguridad, señalando que “funcionaron correctamente”. Sin embargo, admitió que los museos franceses deben adaptarse mejor frente a las amenazas del crimen organizado.
El robo ha generado una fuerte conmoción en Francia y en el exterior. La presidenta del Museo del Louvre, Laurence des Cars, deberá declarar este miércoles ante el Senado para explicar los protocolos de seguridad y responder a las críticas por la supuesta fragilidad de las vitrinas. Mientras tanto, más de sesenta investigadores rastrean a los autores, apoyados en cámaras de seguridad, testimonios y ADN.
El botín, compuesto por piezas de oro, plata y piedras preciosas, sigue desaparecido, y su recuperación se torna cada vez más difícil. Para los investigadores, el caso combina profesionalismo, preparación meticulosa y un claro conocimiento del funcionamiento interno del museo.
F: gs (ap, afp)