Washington y Pekín acuerdan mantener la tregua comercial hasta el 12 de agosto. El avance depende de Trump y Xi, aunque ambos evitan rupturas inmediatas.
La ronda negociadora en Estocolmo reafirmó la vigencia temporal de la tregua de 90 días, pactada en mayo, y abrió la puerta a una extensión que permita avanzar hacia un acuerdo más amplio entre ambas potencias, que podría concretarse en reuniones previstas antes de fin de año. El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, calificó las charlas como constructivas, pero remarcó que "nada está acordado hasta que Trump lo confirme". La decisión sobre la prórroga depende exclusivamente del presidente, quien aún no se pronunció oficialmente.
Como resultado de las gestiones en Ginebra y otras instancias, los aranceles estadounidenses sobre productos chinos bajaron de 145% a 30%, mientras que China redujo sus gravámenes de represalia de 125% a 10%. Sin embargo, si no hay acuerdo antes del 12 de agosto, los aranceles podrían volver a sus niveles previos al 2 de abril o incluso subir. Expertos remarcan que ambas partes moderaron su tono en las últimas semanas e incluso evalúan una reunión presencial de líderes en la cumbre de la APEC, que se celebrará en Corea del Sur entre el 30 de octubre y el 1 de noviembre.
Trump, fiel a su estilo, negó buscar una cumbre a cualquier precio y deslizó la posibilidad de viajar a China si Xi lo invita. Mientras tanto, Estados Unidos presiona utilizando la amenaza de nuevas tarifas y restricciones comerciales, especialmente sobre productos y tecnologías sensibles. China, por su parte, juega la carta de controlar el mercado global de tierras raras, vital para el sector automotriz y tecnológico norteamericano.
además negociaciones abiertas sobre el control del fentanilo, compras chinas de productos no estratégicos estadounidenses e inversiones en áreas consideradas seguras. Pero la cuestión geopolítica persiste, con China reacia a modificar su relación con Rusia e Irán, y exigiendo a cambio de mayores concesiones una postura menos crítica de Washington sobre Taiwán y flexibilización en exportaciones tecnológicas.
El último decreto de Trump introduce un nuevo arancel del 40% para productos que lleguen vía transbordo desde terceros países, a lo que se suman tarifas al fentanilo y a bienes vinculados a la seguridad nacional, llevando el arancel potencial al 85% sobre algunas exportaciones chinas. Finalmente, el fin de exenciones para pequeñas encomiendas augura un posible freno casi total al comercio bilateral si no prospera la tregua.
F: gs (efe, dw, rtve, nyt, infobae, bbc, elpais, ambito, telesur, wikipedia)