Un nuevo estudio británico revela que casi siete de cada diez fallecimientos por calor en Europa se relacionan con el cambio climático, alertando sobre riesgos crecientes.
Un análisis del Imperial College de Londres y la London School of Hygiene & Tropical Medicine concluyó que el calor agravado por el cambio climático provocó 16.500 muertes adicionales en Europa durante el verano. La investigación abarcó datos de mortalidad en 854 ciudades, cruzados con registros meteorológicos y modelos climáticos, lo que permitió calcular la influencia directa del fenómeno en cada localidad.
Según el informe, el calor de los últimos meses impulsó temperaturas hasta 3,6 grados centígrados más altas que en condiciones naturales. Esto derivó en un aumento de fallecimientos relacionados con golpes de calor, descompensaciones cardíacas y problemas respiratorios.
Los investigadores advirtieron que el cálculo probablemente es solo una muestra de la dimensión real. Las ciudades estudiadas representan apenas el 30 % de la población europea, por lo que el número de muertes atribuibles al calor extremo podría ser aún más elevado en el conjunto del continente.
El estudio señala que, de las 24.400 muertes estimadas por calor durante la temporada, un 68 % fue atribuible al cambio climático, una proporción que triplica los registros oficiales previos.
El reporte advierte que la exposición a olas de calor será cada vez más frecuente y prolongada si no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero. Ciudades del sur de Europa como Madrid, Roma o Atenas ya registraron picos extremos de mortalidad vinculados a jornadas sofocantes que superaron récords históricos.
Los especialistas subrayan que los sistemas sanitarios europeos deberán prepararse para emergencias más intensas en los próximos años, con estrategias que incluyan alertas tempranas, adaptación urbana y protección especial a adultos mayores y personas con enfermedades crónicas.
La investigación refuerza la idea de que la crisis climática no solo se traduce en incendios forestales o sequías, sino que impacta directamente en la salud y la mortalidad. Para los expertos, comprender la magnitud de las muertes adicionales permite presionar a los gobiernos a acelerar medidas de mitigación y adaptación.
La evidencia científica presentada vuelve a ubicar a Europa como una de las regiones más golpeadas por el calor extremo, en un continente que se calienta el doble de rápido que el promedio global.