La Plata: el Ejecutivo nacional formalizó a través del Boletín Oficial una serie de reformas profundas en el área de salud, fusionando organismos, centralizando la administración hospitalaria y eliminando estructuras consideradas ineficientes.
La decisión quedó plasmada mediante los Decretos 458 y 459, que determinan la integración del Instituto Nacional de Medicina Tropical (INMET) al Instituto Malbrán y la creación de la Administración Nacional de Establecimientos de Salud (ANES). Estas medidas fueron anunciadas por el Gobierno antes de la finalización de las facultades delegadas administrativas que le fueron concedidas por la Ley Bases. El objetivo declarado es reorganizar el sistema sanitario nacional, optimizar recursos y eliminar superposiciones de funciones.
A partir de la publicación en el Boletín Oficial, se dispuso la disolución del INMET y su integración al Malbrán. El decreto sostiene que se mantendrán “las funciones de referencia nacional en el ámbito de los Institutos preexistentes” a dicha integración. Según la información oficial, el INMET no habría cumplido con acciones concretas en materia de prevención, control ni tratamiento de enfermedades tropicales y subtropicales, limitando su accionar a tareas de capacitación e investigación básica, sin impacto relevante en políticas públicas ni en el plano sanitario nacional. El Gobierno asegura que las funciones asignadas al INMET pueden ser absorbidas por el Malbrán sin que ello represente una pérdida de capacidades institucionales, permitiendo además la unificación de líneas de investigación y la planificación integrada de estrategias sanitarias a nivel nacional.
En paralelo, se anunció la creación de la Administración Nacional de Establecimientos de Salud (ANES), que tendrá a su cargo la gestión unificada de cinco hospitales nacionales: Baldomero Sommer, Alejandro Posadas, Ramón Carrillo, Laura Bonaparte y el Instituto de Rehabilitación Psicofísica del Sur. La conducción de la ANES quedará en manos de Diego Masaragian, actual director de Hospitales del Ministerio de Salud de la Nación. La nueva administración centralizará la gestión integral de estos establecimientos, con el objetivo de optimizar el uso de los recursos públicos, reducir costos administrativos y mejorar la calidad de la gestión sanitaria, sin afectar la continuidad operativa ni la especialización funcional de cada uno de ellos.
El fundamento de la medida, según el decreto, radica en la necesidad de centralizar la ejecución presupuestaria, la administración de los recursos humanos y la gestión administrativa en un único organismo. Esto, según el Gobierno, permitirá mejorar los sistemas de control interno, la transparencia en la asignación del gasto y la trazabilidad de las decisiones administrativas. Se apunta también a alcanzar economías de escala en la adquisición de insumos, equipamiento y servicios médicos, unificando procedimientos de licitación y contratación, y generando condiciones más favorables para la celebración de convenios, compras consolidadas y normalización de precios.
En cuanto al Instituto Nacional del Cáncer, dejará de funcionar como organismo descentralizado y pasará a depender directamente del Ministerio de Salud. La cartera sanitaria aseguró que se mantendrán los programas, el equipo técnico y las líneas de trabajo, y que los registros a cargo del Instituto continuarán plenamente operativos bajo el Sistema Integrado de Información Sanitaria Argentino (SISA). El fundamento es “eliminar duplicidad de tareas” y “tener un mayor control de las acciones y cumplir con sus funciones de manera más eficiente”.
Por otra parte, el decreto también dispone la eliminación del Instituto de Enfermedades Cardiovasculares. En este caso, el Gobierno argumenta que la falta de operatividad del organismo justifica su disolución, ya que las funciones asignadas al mismo son actualmente cumplidas por el Ministerio de Salud.
El Ejecutivo sostiene que estas reformas no implican la supresión de los establecimientos hospitalarios fusionados ni la afectación de la atención a la población, sino que buscan mantener y fortalecer las capacidades asistenciales existentes a través de una administración común más eficiente. La identidad y especialización de cada hospital se conservarán bajo la órbita de la ANES, que responderá a una reorganización administrativa.
En síntesis, la reestructuración oficializada apunta a centralizar, simplificar y hacer más eficiente la estructura sanitaria nacional, bajo el argumento de evitar duplicidades, mejorar la transparencia y optimizar el uso de los recursos públicos, sin afectar la atención ni los servicios esenciales.