PARÍS: Después del acuerdo con Estados Unidos, la Unión Europea muestra divisiones profundas – Mientras algunos dirigentes aceptan el pacto para evitar un conflicto mayor, otros critican la cesión frente a Washington.
El acuerdo firmado entre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente estadounidense, Donald Trump, en Escocia generó un fuerte debate interno en el bloque europeo. Para ciertos sectores, representa una forma de evitar una guerra comercial que hubiera debilitado a ambos, pero, para otros, es una “capitulación” ante las presiones de Washington.
Francia se mostró especialmente crítica. El primer ministro François Bayrou tildó el pacto de “sumisión” y un “día oscuro”, reflejando la posición oficial de que, aunque genera cierta estabilidad, el acuerdo es claramente desequilibrado. Voces políticas francesas denunciaron que la UE cedió soberanía comercial y aceptó reglas impuestas por Estados Unidos, en detrimento del libre comercio tradicional en la relación transatlántica.
Por otro lado, dirigentes como Ursula von der Leyen y el canciller alemán Friedrich Merz defendieron el acuerdo, señalando que evitó un escenario mucho más grave. Insistieron en que los aranceles fijados en 15% por Estados Unidos son inferiores al 30% anunciado inicialmente, y que la escalada comercial hubiese perjudicado fuertemente a la economía europea, dependiente de la demanda externa. Italia respaldó también el pacto, aunque reclamó medidas concretas para proteger sectores más afectados.
El comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, calificó el convenio como “preferible a una guerra comercial” aunque reconoció las críticas dentro del bloque por las condiciones asimétricas acordadas.
Según la Comisión Europea, el acuerdo establece un arancel único del 15% para la mayoría de productos europeos que ingresen a Estados Unidos desde agosto, sin represalias europeas inmediatas, y compromete a la UE a fortalecer inversiones y compras energéticas en el país norteamericano.
Expertos coinciden en que, a pesar de la estabilidad coyuntural, el pacto muestra un debilitamiento estructural de Europa ante una negociación dura por parte de Estados Unidos. Gilles Moëc, economista jefe de Axa, expresó que Bruselas tuvo poco margen y que era difícil enfrentar a Washington dada la compleja situación política y económica. Otros analistas recuerdan que numerosas potencias intentaron frenar las presiones estadounidenses, pero terminaron cediendo.
Las cifras justifican en parte la concesión: la UE exportó a Estados Unidos 532.000 millones de euros en bienes en el último año, cerca del 20% de sus ventas externas, en un contexto de estancamiento económico y fuerte dependencia del comercio exterior. El temor a una escalada inmediata empujó a aceptar el acuerdo.
Tanto von der Leyen como Merz subrayan que el pacto aporta previsibilidad y evita represalias que podrían haber afectado a sectores clave, aunque reconocen la presión que enfrentará la industria europea, afectada por aranceles más altos, y a los consumidores estadounidenses, que absorberán parte del costo en sus precios finales.
Sin embargo, críticos como Olivier Blanchard, ex economista del FMI, consideran el acuerdo una derrota económica y política para la UE, por ceder soberanía comercial ante un adversario que impone unilateralmente condiciones. Denis Ferrand, de Rexecode, advirtió que esta situación refleja un momento de “gran debilidad” para Europa, que sacrifica su autonomía en favor de intereses cortoplacistas.
Además, existe preocupación por el impacto inflacionario dentro del bloque si se respondiera con medidas similares o si el acuerdo no se revisa con nuevas negociaciones sectoriales pendientes. Aun así, la Comisión Europea mantiene que esta primera etapa proporciona una base para mejorar y ampliar la cooperación comercial con Estados Unidos en futuro cercano.
F: gs (lanacion, infobae, elpais, France24, CNN, elMundo, Commission European Union, Jornada, DW, Euronews)